Nosotros debemos prepararnos para sufrir grandes pruebas dentro de poco, tales que demandarán de nosotros una disposición a perder la vida, y una total dedicación a Cristo y por Cristo… Con vuestras oraciones y las mías es posible mitigar esa tribulación, pero ya no es posible apartarla, porque solo así la Iglesia puede ser efectivamente renovada. ¿Cuánto tiempo llevará la renovación de la Iglesia surgida de la sangre? Ese tiempo, demasiado, no será de otra manera. Nosotros debemos ser fuertes y estar preparados, y confiar en Cristo y en su Madre, y ser muy, muy asiduos en el rezo del Rosario
Juan Pablo II en Fulda (Alemania) en 1981
