El testimonio de las apariciones:



La hipótesis de la resurrección es la que mejor se corresponde con el testimonio de las apariciones. Y es que, como dice Luke Johnson, “se necesita algún tipo de experiencia poderosa y transformadora para generar la clase de movimiento que fue el Cristianismo”. Ahora bien, ¿qué experiencia más poderosa y transformadora habría que una experiencia real de Cristo resucitado? Pensemos solamente en el caso del apóstol Pablo. Está históricamente establecido que, como Saulo de Tarso, él era un judío fanático perseguidor de cristianos. De hecho, era el primer interesado en que los maten. De otro lado, también está históricamente establecido que él se convirtió en el San Pablo de la tradición cristiana y viajó por todo el mundo hasta entonces conocido para predicar a Jesucristo resucitado. De hecho, como el más activista de los apóstoles en predicar la resurrección, era el primero en estar dispuesto a que lo maten. Esto es lo que establece la historia. Ahora bien, ¿cuál es la mejor explicación de este cambio? Pues, al parecer, la que dio el mismo apóstol Pablo: ¡que había visto realmente a Jesucristo resucitado!

La creencia de los discípulos originales: La resurrección de Cristo es la mejor explicación de por qué los primeros discípulos terminaron creyendo en la misma a pesar de que tenían toda la disposición en contrario. Más aún: su convicción se hizo tan fuerte que incluso estaban dispuestos a morir por ella.

De ahí que el eminente erudito británico N. T. Wright, luego de estudiar detalladamente el problema de la creencia cristiana en la resurrección, concluya: “Por eso, como historiador, no puedo explicar el surgimiento del Cristianismo primitivo a menos que Jesús se haya levantado nuevamente, dejando la tumba vacía detrás de Él”. Por tanto, tenemos que, una vez que uno deja de lado sus prejuicios en contra del Cristianismo, no hay mayor motivo para no aceptar a la resurrección de Cristo como la mejor explicación de los hechos y, en consecuencia, para postularla como razonablemente probada.

Luke I1mothy Johnson, lhe Real Jesus, Ed Harper, San Francisco, 1996, p. 136

la conversión de Saulo (Hechos 9:1-22) y el
testimonio del mismo San Pablo (1 Corintios 15:1-11).

N.T. Wright, «The new unimproved Jesus Christianity Today, September 13,1993

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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