Amor a los padres

Hijo mío, socorre a tu padre en su vejez y no le causes tristeza mientras viva. Aunque pierda su lucidez, sé indulgente con él; no lo desprecies, tú que estás en pleno vigor. La ayuda prestada a un padre no caerá en el olvido y te servirá de reparación por tus pecados. Cuando estés enSigue leyendo «Amor a los padres»

Un solo bautismo

La Iglesia, diseminada por el mundo entero hasta los confines de la tierra, recibió de los Apóstoles y de sus discípulos la fe  guarda diligentemente la predicación y la fe recibida, habitando como en una única casa; y su fe es igual en todas partes, como si tuviera una sola alma y un solo corazón,Sigue leyendo «Un solo bautismo»

Cuerpo de Cristo

​Anima Christi, sanctifica me. Corpus Christi, salva me. Sanguis Christi, inebria me. Aqua lateris Christi, lava me. Passio Christi, conforta me. O bone Jesu, exaudi me. Intra tua vulnera absconde me. Ne permittas me separari a te. Ab hoste maligno defende me. In hora mortis meae voca me. Et iube me venire ad te, UtSigue leyendo «Cuerpo de Cristo»

La Iglesia

La Iglesia, que es «columna y fundamento de la verdad» (1 Tm 3,15), guarda fielmente «la fe transmitida a los santos de una vez para siempre» (cf. Judas 3). Ella es la que guarda la memoria de las palabras de Cristo, la que transmite de generación en generación la confesión de fe de los apóstoles.Sigue leyendo «La Iglesia»

Nuestra madre

La salvación viene solo de Dios; pero puesto que recibimos la vida de la fe a través de la Iglesia, ésta es nuestra madre: «Creemos en la Iglesia como la madre de nuestro nuevo nacimiento, y no en la Iglesia como si ella fuese el autor de nuestra salvación»  Porque es nuestra madre, es tambiénSigue leyendo «Nuestra madre»

La Iglesia

Por medio de la Iglesia recibimos la fe y la vida nueva en Cristo por el bautismo. En el Ritual Romano, el ministro del bautismo pregunta al catecúmeno: «¿Qué pides a la Iglesia de Dios?» Y la respuesta es: La fe «¿Qué te da la fe?» La Vida Eterna.

Ni el cielo, ni el infierno

No me mueve, mi Dios, para quererte, el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por ello de ofenderte. Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en esa cruz y escarnecido; muéveme ver tu cuerpo tan herido; muévenme tus afectas y tu muerte. Muéveme, al fin, tuSigue leyendo «Ni el cielo, ni el infierno»

¿Quien mueve nuestro corazón?

Es Jesús el que suscita en vosotros el deseo de hacer de vuestra vida algo grande, la voluntad de seguir un ideal, el rechazo a dejaros atrapar por la mediocridad, la valentía de comprometeros con humildad y perseverancia para mejoraros a vosotros mismos y a la sociedad, haciéndola más humana y fraterna. XV JORNADA MUNDIALSigue leyendo «¿Quien mueve nuestro corazón?»

Una piadosa Navidad

“Una vez más no arrodillamos ante el pesebre junto a los tres Reyes Magos. Los latidos del Niño divino han dirigido la estrella que nos condujo hasta aquí. Su luz, reflejo de la luz eterna, se refracta en múltiples aureolas alrededor de los santos que la Santa Iglesia nos presenta como corte del Rey deSigue leyendo «Una piadosa Navidad»