Desde el siglo primero, la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado; permanece invariable. El aborto directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario a la ley moral «No matarás el embrión mediante el aborto, no darás muerte al recién nacido»Sigue leyendo «Aborto»