Todos tenemos por naturaleza el deseo de saber. Pero de qué sirve el saber mucho si no vivimos en amistad con Dios y no tenemos temor de ofenderlo?
Aunque yo conociera todos los secretos de la ciencia, si no tengo amor de caridad nada soy (1 Cor 13,2)
vVale más un humilde obrero que se enfuerza porque su vida le sea agradable a Dios, que un orgulloso sabio que se descuida a sí mismo por estar observando los astros y las estrellas.
Si yo supiera todo cuanto hay en el mundo, pero no vivivera en gracia y amistad con Dios, de qué me serviría esto ante el Divino Juez que juzgará a cada uno según sus obras?
Fuimos creados en Cristo Jesús para hacer las buenas obras que Dios desde el principio dispuso que practicáramos (Efesios 2,10)
Imitación de Cristo (Kempis)
