Pero por qué Dios habría de elegir libremente el encarnarse?
El lector ya debe sospechar cuál es la respuesta: por amor.
Escribe el apóstol Pablo: «Ninguno busque únicamente su propio bien, sino también el bien de otros. Tengan la misma manera de pensar que tuvo Cristo, el cual, aunque era de naturaleza divina, no insistió en su igualdad con Dios, sino que hizo a un lado lo que le era propio, y tomando la naturaleza de siervo nació como hombre. Y al presentarse como hombre se humilló a Sí mismo, y por obediencia fue a la muerte, a la oprobiosa muerte
de Cruz» (Filipenses 2: 4- 8).
Disminuye esto la majestad divina? De ningún modo. Más bien creemos junto con Santo
Tomás de Aquino que «Dios, al encarnarse, no rebaja en nada.su majestad; y por lo mismo no disminuye el motivo de nuestra reverencia hacia Él. Más bien lo aumenta por la ampliación de nuestro conocimiento. Al acercarse a nosotros por medio de la Encarnación, nos proporcionó un mayor conocimiento de É!»
La aserción de los apologistas musulmanes respecto de que la doctrina de divinidad de Cristo debe ser rechazada porque Jesús nunca dijo explícitamente «Yo soy Dios, adórenme» y las referencias de los autores de los Evangelios no son las palabras.de Jesús mismo es simplemente incongruente. A parte del análisis que ya hemos realizado en contra de este argumento (ver explicación de la segunda premisa de la segunda vía), tenemos que simplemente puede, en base a sus mismos criterios, devolverse el desafio a los musulmanes (quienes conceptúan a Jesús solo como un profeta) retándoles a que muestran citas del Corán en las que Jesús mismo diga explícitamente frases tales como: «Yo no soy Dios», Yo no soy el Hijo de Dios», «Yo no morí por sus pecados» o «Yo no resucité de entre los muertos el tercer día». Simplemente no existen tal tipo de citas en el Corán. Frente a este reto a lo más que llegan los apologistas musulmanes es a citar el pasaje de Sura 5: 1 16 donde se hace a Jesús negar el que alguna vez hubiera dicho «Tomadnos a mí y a mi madre como a dioses, además de tomar a Dios». Pero eso no resuelve el reto. Primero, porque no se trata de las palabras mismas de Jesús sino de un diálogo ficticio con Alá que se incluye en el Corán y, segundo, porque en la doctrina cristiana Cristo no afirma ser un dios » además de Dios» sino el mismo único Dios (cfr. Juan 10: 30). Por tanto, es evidente que los musulmanes no.rechazan propiamente la doctrina cristiana de la Trinidad y la Encarnación sino más bien el concepto teológica y filosóficamente distorsionado que tienen al respecto incurriendo constantemente en la falacia de hombre de paja cuando critican la fe cristiana
Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica IIla, q. 1, art. 2, sol. 3.
Sam Shamoun, «Open challenge to all Muslims», http://www.ans weringisl am.org
