Cristo viene de la traducción griega del término hebreo «Mesías» que quiere decir «ungido». Pasa a ser nombre propio de Jesús porque Él cumple perfectamente la misión divina que esa palabra significa. En efecto, en Israel eran ungidos en el nombre de Dios los que le eran consagrados para una misión que habían recibido deSigue leyendo «Sacerdote, Profeta y Rey»
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Per Dominum nostrum Jesum Christum
Dónde está tu corazón…
No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban. 20 Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben. 21 Allí donde esté tu tesoro, estará también tuSigue leyendo «Dónde está tu corazón…»
La Humildad de María, la Madre de Jesucristo
María fue elegida entre diversas muchachas para ser la madre del Salvador. Tal vez eso pudiera haber llevado a su corazón cierto orgullo, cierta altivez. Ella, sin embargo, dijo algo que todos necesitamos decir diariamente a Dios: “Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porqueSigue leyendo «La Humildad de María, la Madre de Jesucristo»
Evangelizar en todo momento
No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído (Hch 4, 20).
Pecados y Cristo
«¡Oh feliz culpa que mereció tal y tan grande Redentor!»» (STh, 3, q1, a3, ad 3
Protoevangelio
Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. Él te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón” Génesis 3,15 La Inmaculada Concepción, Giovanni Battista Tiepolo, 1767-1769
La lucha diaria
Através de toda la historia del hombre se extiende una dura batalla contra los poderes de las tinieblas que, iniciada ya desde el origen del mundo, durará hasta el último día, según dice el Señor. Inserto en esta lucha, el hombre debe combatir continuamente para adherirse al bien, y no sin grandes trabajos, con laSigue leyendo «La lucha diaria»
Adán y Cristo
Como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno solo (la de Cristo) procura a todos una justificación que da la vida» (Rm 5,18).