No hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos, Hch 4, 12
Archivo de categoría: Catecismo de la Iglesia Católica
Dios salva
Jesús quiere decir en hebreo: «Dios salva». En el momento de la anunciación, el ángel Gabriel le dio como nombre propio el nombre de Jesús que expresa a la vez su identidad y su misión (cf. Lc 1, 31). Ya que «¿quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?»(Mc 2, 7), es Él quien, en Jesús,Sigue leyendo «Dios salva»
Tu doctrina Señor
En la catequesis lo que se enseña es a Cristo, el Verbo encarnado e Hijo de Dios y todo lo demás en referencia a Él; el único que enseña es Cristo, y cualquier otro lo hace en la medida en que es portavoz suyo, permitiendo que Cristo enseñe por su boca. Todo catequista debería poderSigue leyendo «Tu doctrina Señor»
Evangelizar en todo momento
No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído (Hch 4, 20).
Jesucristo
Nosotros creemos y confesamos que Jesús de Nazaret, nacido judío de una hija de Israel, en Belén en el tiempo del rey Herodes el Grande y del emperador César Augusto I; de oficio carpintero, muerto crucificado en Jerusalén, bajo el procurador Poncio Pilato, durante el reinado del emperador Tiberio, es el Hijo eterno de DiosSigue leyendo «Jesucristo»
Pecados y Cristo
«¡Oh feliz culpa que mereció tal y tan grande Redentor!»» (STh, 3, q1, a3, ad 3
Protoevangelio
Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. Él te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón” Génesis 3,15 La Inmaculada Concepción, Giovanni Battista Tiepolo, 1767-1769
La lucha diaria
Através de toda la historia del hombre se extiende una dura batalla contra los poderes de las tinieblas que, iniciada ya desde el origen del mundo, durará hasta el último día, según dice el Señor. Inserto en esta lucha, el hombre debe combatir continuamente para adherirse al bien, y no sin grandes trabajos, con laSigue leyendo «La lucha diaria»
Adán y Cristo
Como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno solo (la de Cristo) procura a todos una justificación que da la vida» (Rm 5,18).