Sanar el sentimiento de rencor que se pueda tener hacia Dios



Es evidente que Dios no nos ha hecho nada malo pues de Él sólo procede bondad y amor para sus criaturas: “Amas a todos los seres y nada de lo que hiciste aborreces pues, si algo odiases, no lo hubieras creado.” (Sab 11,24-26). Sin embargo, en muchas ocasiones se ha sembrado en algunos un sentimiento de rencor contra Dios, haciéndole culpable de los acontecimientos dolorosos de la vida. Frases como: “¿por qué Dios permitió que sucediera esto? ¿Por qué aquel accidente, aquella enfermedad? ¿Por qué a nosotros si somos tan buenos?”

Dios no se enoja con esos porqués siempre y cuando el corazón que los grite esté dispuesto a escuchar la respuesta de Dios, que en muchas ocasiones, sólo es clara con el tiempo. La misma María Santísima dijo a su hijo, cuando éste fue hallado en el Templo: “Hijo ¿por qué nos has hecho esto?” (Lc 2,48); el mismo Señor Jesús, se solidariza con el dolor del hombre gritando en la cruz: “¿por qué me has abandonado?” (Mt 27,46).

Es claro que lo primero que hay que sanar es esa falsa imagen de Dios que nos hace pensar que Él desea esos acontecimientos dolorosos de nuestra vida. Debemos tener claro que “en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman” (Rom 8,28). Esta intervención de Dios no significa que Él desee nuestros sufrimientos, pero en el misterio de la libertad humana, los permite. Los sufrimientos que nos afligen son causados, la inmensa mayoría de veces, por el pecado; otros, son sufrimientos que no dependen de nuestra libre responsabilidad y debemos tener una visión de fe para creer que éstos, de una manera misteriosa, se dan para nuestro bien, aunque ahora no lo comprendamos. Para entender esto se requiere una fuerte dosis de humildad y de fe.

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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