Evangelio según san Mateo, 5:5-5 «Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados». (v. 5)
Obsérvese que propuso esta bienaventuranza con cierta intención. Y por ello no dijo: «Los que se entristecen» sino «los que lloran». Nos enseñó así la sabiduría más perfecta. Pues si los que lloran a los hijos u otros individuos que han perdido, por todo el tiempo de su dolor no desean la riqueza ni la gloria, ni se consumen por la envidia, ni se conmueven por las ofensas, ni son presas de alguna otra pasión, mucho más deben observar estas cosas los que lloran sus pecados, pues llorarlos cosa digna es
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 15,3
