Tan estrecha es la relación entre este hecho y la resurrección de Cristo que, tal como dice Paul Althaus, esta “no hubiera podido sostenerse en Jerusalén durante un solo día, ni siquiera durante una sola hora, si el hecho de que la tumba estaba vacía no se hubiese establecido claramente ante todos los interesados”. Pues bien, ¿se constituye la resurrección de Cristo como una buena explicación de la tumba vacía? Desde luego. La hipótesis de la resurrección no solo es consistente con el hecho sino también con el contexto en el que se da: en virtud de ella se explica mejor el que de acuerdo con el relato José de Arimatea, miembro del sanedrín, haya sido el encargado del entierro de Jesús y el que las mujeres, tenidas en menos, hayan sido quienes primero descubrieron la tumba vacía
Josh McDowell, Más que un Carpintero, Ed. Unilit, Miami, 1997, p. 85
