Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí» (Jn 12, 32).
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Familia de Nazaret
Que Nazaret nos enseñe el significado de la familia, su comunión de amor, su sencilla y austera belleza, su carácter sagrado e inviolable
Todo es de Dios
Yahveh, Dios nuestro, todo este grande acopio que hemos preparado para edificarte una Casa para tu santo Nombre, viene de tu mano y tuyo es todo I Crónicas, 29
El Vive
Vino a su Casa, y los suyos no lo recibieron (Jn 1, 11). Qué dignidad tan grande, qué felicidad tan plena es luchar bajo la mirada de Dios y ser coronados por Cristo
Nada más importante
Es preciso que él crezca y que yo disminuya (Jn 3, 30).
Hágase en mi según tu palabra
Al anuncio de que ella dará a luz al «Hijo del Altísimo» sin conocer varón, por la virtud del Espíritu Santo (cf. Lc 1, 28-37), María respondió por «la obediencia de la fe» (Rm 1, 5), segura de que «nada hay imposible para Dios»: «He aquí la esclava del Señor: hágase en mí según tuSigue leyendo «Hágase en mi según tu palabra»
La Inmaculada Concepción
Para ser la Madre del Salvador, María fue «dotada por Dios con dones a la medida de una misión tan importante» (LG 56). El ángel Gabriel en el momento de la anunciación la saluda como llena de gracia (Lc 1, 28). En efecto, para poder dar el asentimiento libre de su fe al anuncio deSigue leyendo «La Inmaculada Concepción»
Espera en Dios
Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra. Mi alma espera al Señor, más que el centinela la aurora. Salmo 130, 5
Jesucristo
La Anunciación a María inaugura, la plenitud de los tiempos(Ga 4, 4), es decir, el cumplimiento de las promesas y de los preparativos. María es invitada a concebir a aquel en quien habitará, corporalmente la plenitud de la divinidad (Col 2, 9). La respuesta divina a su ¿cómo será esto, puesto que no conozco varón?Sigue leyendo «Jesucristo»
Hijo de Dios
Jesucristo: Hijo de Dios trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado