Evangelio según san Mateo, 3: 4- 4 El mismo San Juan tenía vestido de pelos de camello, y un ceñidor de piel rodeaba su cintura. Su alimento era de langostas y de miel silvestre. (v. 4)
A los siervos del Señor no conviene tener el vestido de lujo, ni usarlo para complacencia de la carne, sino sólo para cubrir la desnudez. Tenía, pues, San Juan un vestido no suave ni delicado, sino cilicio fuerte, áspero y que le mortificaba el cuerpo más que le abrigaba, para que así pudiese decirse de la virtud de su alma lo que del vestido de su cuerpo. Sigue: «Y un ceñidor de piel rodeaba su cintura, etc». Era costumbre entre los judíos usar ceñidores de lana, pero éste, como queriendo hacer algo más fuerte, se ceñía con correa de piel
Pseudo- Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 3
