Epifanía

La Fiesta de la Epifanía La Epifanía es de origen oriental y, probablemente, comenzó a celebrarse en Egipto. De allí pasó a otras iglesias de Oriente, y posteriormente fue traída a Occidente, primero a la Galia, más tarde a Roma y al norte de África La Iglesia celebra la Epifanía a los doce días deSigue leyendo «Epifanía»

Preparados

Como no sabemos ni el día ni la hora, es necesario, según el consejo del Señor, estar continuamente en vela. Para que así, terminada la única carrera que es nuestra vida en la tierra mereceremos entrar con Él en la boda y ser contados entre los santos y no nos manden ir, como siervos malosSigue leyendo «Preparados»

La muerte de un cristiano

En la muerte, Dios llama al hombre hacia sí. Por eso, el cristiano puede experimentar hacia la muerte un deseo semejante al de san Pablo: «Deseo partir y estar con Cristo» (Flp 1, 23); y puede transformar su propia muerte en un acto de obediencia y de amor hacia el Padre, a ejemplo de CristoSigue leyendo «La muerte de un cristiano»

Familia

Mientras lo testigos veían el Milagro del Sol, los tres niños pastores vieron algo diferente: vieron la imagen de un padre y un hijo. San José y el Niño Jesús aparecieron en el cielo, con Jesús bendiciendo al mundo entero. Es como si María, después de atraer la atención del mundo al llamamiento de DiosSigue leyendo «Familia»

Señal de la Cruz

“Si nos ponemos en camino, si salimos o entramos, si nos vestimos, si nos lavamos o vamos a la mesa, a la cama, si nos sentamos, en estas y en todas nuestras acciones nos marcamos la frente con el signo de la cruz” (La corona de los soldados, siglo III,4).

Ejemplo de vida

La misión maternal de María para con los hombres de ninguna manera disminuye o hace sombra a la única mediación de Cristo, sino que manifiesta su eficacia. En efecto, todo el influjo de la Santísima Virgen en la salvación de los hombres [] brota de la sobreabundancia de los méritos de Cristo, se apoya enSigue leyendo «Ejemplo de vida»

Ignacio de Loyola

Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer; Vos me disteis, A Vos, Señor, lo torno. Todo es vuestro, disponed todo a vuestra voluntad; dadme vuestro amor y gracia, que con ésta me basta.  San Ignacio de Loyola

Virgen Consagrada

Desde los tiempos apostólicos, vírgenes (Cf 1 Co 7, 34-36) y viudas cristianas (Cf. Vita consecrata, 7) llamadas por el Señor para consagrarse a Él enteramente (cf 1 Co 7, 34-36) con una libertad mayor de corazón, de cuerpo y de espíritu, han tomado la decisión, aprobada por la Iglesia, de vivir en estado deSigue leyendo «Virgen Consagrada»