Alma cristiana, al salir de este mundo, marcha en el nombre de Dios Padre Todopoderoso, que te creó, en el nombre de Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que murió por ti, en el nombre del Espíritu Santo, que sobre ti descendió. Entra en el lugar de la paz y que tu morada esté junto aSigue leyendo «En el último viaje»
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Unción de los enfermos
El cristiano que une su propia muerte a la de Jesús ve la muerte como una ida hacia Él y la entrada en la vida eterna. Cuando la Iglesia dice por última vez las palabras de perdón de la absolución de Cristo sobre el cristiano moribundo, lo sella por última vez con una unción fortificanteSigue leyendo «Unción de los enfermos»
Presentación de la Virgen María
El Templo es enorme, majestuoso, revestido de oro, un polo refulgente que es el centro del universo de Israel. Allí en Jerusalem las multitudes van y vienen de toda la nación judía y también desde la diáspora, pues es obligación y es necesidad peregrinar al Templo en búsqueda de su Dios, al que allí encuentran.Sigue leyendo «Presentación de la Virgen María»
JESÚS
Jesús, el Hijo de Dios, sufrió libremente la muerte por nosotros en una sumisión total y libre a la voluntad de Dios, su Padre. Por su muerte venció a la muerte, abriendo así a todos los hombres la posibilidad de la salvación
Loado, sea mi Señor
Por la hermana muerte, ¡loado mi Señor! Ningún viviente escapa de su persecución; ¡ay si en pecado grave sorprende al pecador! ¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios! (San Francisco de Asís, Canticum Fratris Solis) La Piedad del Vaticano o Pietà. Miguel Ángel 1498-1499 La Virgen María, joven, bella y piadosa, cuyas vestiduras seSigue leyendo «Loado, sea mi Señor»
Muerte
Habrías de ordenarte en toda cosa como si luego hubieses de morir. Si tuvieses buena conciencia no temerías mucho la muerte. Mejor sería huir de los pecados que de la muerte. Si hoy no estás aparejado, ¿cómo lo estarás mañana?» De imitatione Christi 1, 23, 1
Mirada en el cielo
La vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma; y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo (Misal Romano, Prefacio de difuntos)
Te di la espalda
Te pido perdón, Buen Señor, por haberte dado la espalda. Sé que tu amor y tu perdón son infinitos y eso me llena de esperanza, pues como dice San Juan «si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es Él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia (1Jn 1,9).
La muerte de un cristiano
En la muerte, Dios llama al hombre hacia sí. Por eso, el cristiano puede experimentar hacia la muerte un deseo semejante al de san Pablo: «Deseo partir y estar con Cristo» (Flp 1, 23); y puede transformar su propia muerte en un acto de obediencia y de amor hacia el Padre, a ejemplo de CristoSigue leyendo «La muerte de un cristiano»