Júzgate a ti mismo, pero no te dediques a Juzgar los hechos de los demás. Cuando uno se dedica a juzgar a los demás pierde el tiempo, se equivoca casi siempre, y fácilmente peca. Pero cuando se examina uno a sí mismo y juzga lo que ha hecho, dicho o pensado, ese trabajo sí le produce provecho.No juzguéis a los otros, para que Dios No os juzgue a vosotros. Pues Dios os juzgará de la misma manera que juzguéis a los demás, y con la misma medida con que midáis a los otros, Dios os medirá a vosotros (Mateo 7, 11)
