Orden del universo



“Existe un orden en el universo, siendo que los entes que lo componen operan o acontecen como tendiendo hacia un fin”.

En este argumento Santo Tomás de Aquino parte de la famosa noción griega del telos, es decir, de la existencia de “orden” en el universo. Tal es la fuerza de este principio que, de hecho, toda la ciencia humana descansa sobre él. En efecto: todos los científicos (explícita o implícitamente) suponen que vivimos en un mundo racional y ordenado sujeto a leyes precisas que pueden ser descubiertas por el razonamiento humano, y de ahí que el gran Albert Einstein, en extremo reconocimiento de ello, diga que “lo más incomprensible en el mundo es ¡que sea comprensible!”.

Una de las evidencias más claras y sugestivas de esto se encuentra en lo que el físico Eugene Wigner ha elocuentemente llamado “la irrazonable efectividad de las matemáticas”. Tomamos como dado que las matemáticas puedan aplicarse tan directamente para comprender la estructura y funcionamiento del mundo natural pero la verdad es que ello debería llevarnos a reflexión.

¿Por qué funcionan tan bien las matemáticas?, ¿cómo es posible que un físico pueda simplemente sentarse en su escritorio, escribir un modelo matemático y que este eventualmente prediga con exactitud ciertos fenómenos de la realidad posteriores o no conocidos en ese momento?, ¿por qué realidades muy complejas pueden captarse en ecuaciones simples? Pareciera que las matemáticas son parte de la estructura misma de la realidad. Y, mucha atención en esto, no cualquier tipo de matemáticas sino unas que, en gran parte, evidencian propiedades de “simplicidad”, “belleza” y “simetría” .

De ahí que Wigner concluya su famoso paper diciendo: “El milagro de la adecuación del lenguaje matemático para la formulación de las leyes de la física es un regalo maravilloso que no entendemos ni tampoco merecemos. Debemos estar agradecidos por ello y espero que seguirá siendo válido en futuras investigaciones y que se extenderá, para bien o para mal, a nuestro gusto, aunque quizás también a nuestro desconcierto, a amplias ramas del saber” .

Aparte de eso existe, de acuerdo a nuestros conocimientos científicos actuales, otra muy interesante evidencia de la racionalidad y orden especial del Cosmos: el llamado ajuste fino. Pero ¿en qué consiste exactamente el “ajuste fino”? En algo sumamente intrigante y sencillo: que las condiciones iniciales del Big Bang, que pudieron haber sido de muchísimas formas en términos de constantes y variables (piénsese, por ejemplo, en el valor de la constante cosmológica o el nivel inicial de entropía o la velocidad de expansión del universo), estaban sin embargo finamente ajustadas para que exista vida inteligente, con una precisión y delicadeza tales que desafían toda comprensión humana.

Así, por ejemplo, el reputadísimo astrofísico británico Roger Penrose en su libro La Mente Nueva del Emperador nos dice que, considerando el nivel de baja entropía, para que pudiera existir vida inteligente como la nuestra, las condiciones iniciales del Big Bang tuvieron que ser ajustadas con “una precisión ‘divina’ de una parte en 10 elevado a 10 elevado a la 123. ¡Una cifra extraordinaria! Ni siquiera podríamos escribir el número completo en la notación decimal ordinaria: sería un 1 seguido de 10 a la 123 ceros. Incluso si escribiéramos un 0 en cada protón y en cada neutrón del universo entero -y añadiéramos también todas las demás partículas-, todavía nos quedaríamos muy cortos”

¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer. Dante A. Urbina

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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