No obstante, la Iglesia apostólica tuvo un rito propio en favor de los enfermos, atestiguado por Santiago: «Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el SeñorSigue leyendo «Unción de los enfermos»
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Sanad a los enfermos
«¡Sanad a los enfermos!» (Mt 10,8). La Iglesia ha recibido esta tarea del Señor e intenta realizarla tanto mediante los cuidados que proporciona a los enfermos, como por la oración de intercesión con la que los acompaña. Cree en la presencia vivificante de Cristo, médico de las almas y de los cuerpos. Esta presencia actúaSigue leyendo «Sanad a los enfermos»
Valor salvífico del sufrimiento
El Espíritu Santo da a algunos un carisma especial de curación (cf 1 Co 12,9.28.30) para manifestar la fuerza de la gracia del Resucitado. Sin embargo, ni siquiera las oraciones más fervorosas obtienen la curación de todas las enfermedades. Así san Pablo aprende del Señor que «mi gracia te basta, que mi fuerza se muestraSigue leyendo «Valor salvífico del sufrimiento»
Unción de los enfermos
El Señor resucitado renueva este envío («En mi nombre […] impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien», Mc 16,17-18) y lo confirma con los signos que la Iglesia realiza invocando su nombre (cf. Hch 9,34; 14,3). Estos signos manifiestan de una manera especial que Jesús es verdaderamente «Dios que salva» (cf MtSigue leyendo «Unción de los enfermos»
Unción de los enfermos
El Señor resucitado renueva este envío («En mi nombre […] impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien», Mc 16,17-18) y lo confirma con los signos que la Iglesia realiza invocando su nombre (cf. Hch 9,34; 14,3). Estos signos manifiestan de una manera especial que Jesús es verdaderamente «Dios que salva» (cf MtSigue leyendo «Unción de los enfermos»
Sufrimiento
Conmovido por tantos sufrimientos, Cristo no sólo se deja tocar por los enfermos, sino que hace suyas sus miserias: «El tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades» (Mt 8,17; cf Is 53,4). No curó a todos los enfermos. Sus curaciones eran signos de la venida del Reino de Dios. Anunciaban una curación más radical:Sigue leyendo «Sufrimiento»
Enfermedad
A menudo Jesús pide a los enfermos que crean (cf Mc 5,34.36; 9,23). Se sirve de signos para curar: saliva e imposición de manos (cf Mc 7,32-36; 8, 22-25), barro y ablución (cf Jn 9,6s). Los enfermos tratan de tocarlo (cf Mc 1,41; 3,10; 6,56) «pues salía de él una fuerza que los curaba aSigue leyendo «Enfermedad»
Eucaristía
Ya sabes cuán grandes son tus miserias, así corporales como espirituales, y cuánto necesitas, por consiguiente, recurrir a Dios para que te asista y no cese de socorrerte a cada instante, puesto que es el Autor y principio de todo bien, en el tiempo y en la eternidad. El tesoro escondido. San Leonardo de PortoSigue leyendo «Eucaristía»
Enfermedad
La enfermedad y el sufrimiento se han contado siempre entre los problemas más graves que aquejan la vida humana. En la enfermedad, el hombre experimenta su impotencia, sus límites y su finitud. Toda enfermedad puede hacernos entrever la muerte. La enfermedad puede conducir a la angustia, al repliegue sobre sí mismo, a veces incluso aSigue leyendo «Enfermedad»
Unción de los enfermos
Con la sagrada unción de los enfermos y con la oración de los presbíteros , toda la Iglesia entera encomienda a los enfermos al Señor sufriente y glorificado para que los alivie y los salve. Incluso los anima a unirse libremente a la pasión y muerte de Cristo; y contribuir, así, al bien del PuebloSigue leyendo «Unción de los enfermos»