LA ORACIÓN EN LA VIDA CRISTIANA

Este es el misterio de la fe La Iglesia lo profesa en el Símbolo de los Apóstoles (primera parte) y lo celebra en la Liturgia sacramental (segunda parte), para que la vida de los fieles se conforme con Cristo en el Espíritu Santo para gloria de Dios Padre (tercera parte). Por tanto, este misterio exigeSigue leyendo «LA ORACIÓN EN LA VIDA CRISTIANA»

Quiero ver a Dios

En este camino hacia la perfección, el Espíritu y la Esposa llaman a quien les escucha (cf Ap 22, 17) a la comunión perfecta con Dios: Allí se dará la gloria verdadera; nadie será alabado allí por error o por adulación; los verdaderos honores no serán ni negados a quienes los merecen ni concedidos aSigue leyendo «Quiero ver a Dios»

RECHACEMOS EL TEMOR A LA MUERTE CON EL PENSAMIENTO DE LA INMORTALIDAD QUE LA SIGUE

Nunca debemos olvidar que nosotros no hemos de cumplir nuestra propia voluntad, sino la de Dios, tal como el Señor nos mandó pedir en nuestra oración cotidiana. ¡Qué contrasentido y qué desviación es no someterse inmediatamente al imperio de la voluntad del Señor, cuando él nos llama para salir de este mundo! Nos resistimos ySigue leyendo «RECHACEMOS EL TEMOR A LA MUERTE CON EL PENSAMIENTO DE LA INMORTALIDAD QUE LA SIGUE»

Quiero ver a Dios

El deseo de la felicidad verdadera aparta al hombre del apego desordenado a los bienes de este mundo, y tendrá su plenitud en la visión y la bienaventuranza de Dios “La promesa [de ver a Dios] supera toda felicidad. En la Escritura, ver es poseer. El que ve a Dios obtiene todos los bienes queSigue leyendo «Quiero ver a Dios»

La pobreza del espíritu

Bienaventurados los pobres en el espíritu (Mt 5, 3). Las bienaventuranzas revelan un orden de felicidad y de gracia, de belleza y de paz. Jesús celebra la alegría de los pobres, a quienes pertenece ya el Reino (Lc 6, 20) «El Verbo llama “pobreza en el Espíritu” a la humildad voluntaria de un espíritu humanoSigue leyendo «La pobreza del espíritu»

La pobreza de corazón

Jesús exhorta a sus discípulos a preferirle a Él respecto a todo y a todos y les propone “renunciar a todos sus bienes” (Lc 14, 33) por Él y por el Evangelio (cf Mc 8, 35). Poco antes de su pasión les mostró como ejemplo la pobre viuda de Jerusalén que, de su indigencia, dioSigue leyendo «La pobreza de corazón»

Los deseos del Espíritu

Pero ahora, independientemente de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, atestiguada por la ley y los profetas, justicia de Dios por la fe en Jesucristo, para todos los que creen” (Rm 3, 21-22). Por eso, los fieles de Cristo “han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias” (Ga 5, 24);Sigue leyendo «Los deseos del Espíritu»

ANGELUS

El Ángel del Señor lo anunció a María.Y concibió por obra del Espíritu Santo. Dios te salve, María… Santa María… He aquí la esclava del Señor.Hágase en mí según tu palabra. Dios te salve, María… Santa María… El Verbo se hizo carne.Y vivió entre nosotros. Dios te salve, María…Santa María… Rogad por nosotros,Santa Madre deSigue leyendo «ANGELUS»

Los deseos del Espíritu

La economía de la Ley y de la Gracia aparta el corazón de los hombres de la codicia y de la envidia: lo inicia en el deseo del Supremo Bien; lo instruye en los deseos del Espíritu Santo, que sacia el corazón del hombre. El Dios de las promesas puso desde el comienzo al hombreSigue leyendo «Los deseos del Espíritu»

La envidia

representa una de las formas de la tristeza y, por tanto, un rechazo de la caridad; el bautizado debe luchar contra ella mediante la benevolencia. La envidia procede con frecuencia del orgullo; el bautizado ha de esforzarse por vivir en la humildad: «¿Querríais ver a Dios glorificado por vosotros? Pues bien, alegraos del progreso deSigue leyendo «La envidia»