«Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros»

«Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros» (lo. 1,14). Y al juntarse en Cristo las dos naturalezas, divina y humana, bajo una sola personalidad divina—la del Verbo—, todas sus acciones tenían un valor absolutamente infinito. Con la más ligera sonrisa de sus labios, con una simple aspiración brotada de su Corazón divino,Sigue leyendo ««Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros»»

Jesucristo, causa meritoria de la gracia.

—El mérito de Cristo con relación a nosotros está íntimamente ligado con su sacrificio redentor. Recordemos, siquiera sea brevísimamente, los hitos fundamentales de su satisfacción infinita, que nos mereció y restituyó la vida sobrenatural perdida por el pecado de Adán Imposibilidad para el linaje humano de satisfacer condignamente el pecado de Adán. Dios podía, siSigue leyendo «Jesucristo, causa meritoria de la gracia.»

Jesucristo, causa meritoria de la gracia

El mérito de Cristo con relación a nosotros está íntimamente ligado con su sacrificio redentor. Recordemos, siquiera sea brevísimamente, los hitos fundamentales de su satisfacción infinita, que nos mereció y restituyó la vida sobrenatural perdida por el pecado de Adán Imposibilidad para el linaje humano de satisfacer condignamente el pecado de Adán. Dios podía, siSigue leyendo «Jesucristo, causa meritoria de la gracia»

Jesucristo, Vida

Cristo es nuestro Camino y nuestra Verdad; pero ante todo y sobre todo es nuestra Vida. Hemos llegado al aspecto más profundo y al mismo tiempo más bello y conmovedor del «misterio de Cristo» con relación a nosotros. De tres maneras principales puede decirse que Cristo es nuestra Vida: en cuanto que nos mereció laSigue leyendo «Jesucristo, Vida»

Ese libro me basta

Jesucristo ejercita sobre nosotros su papel de eterna Verdad comunicándonos, a través de su doctrina divina, el resplandor de su sabiduría infinita. La inteligencia de Jesucristo es un abismo donde la pobre razón humana, aun iluminada por la fe, se pierde y anonada. En Cristo existían cuatro clases de ciencia, completamente distintas, pero perfectamente combinadasSigue leyendo «Ese libro me basta»

¡Oh mi Jesús!

Jesucristo, Verdad En sus obras. —Cristo practicó lo que enseñaba y enseñó lo que practicaba: «lo que Jesús hizo y enseñó», dice el autor de los Hechos de los Apóstoles «1′. Su vida y su doctrina formaban un todo armónico y unitario, del que subía incesantemente hacia el cielo una glorificación inmensa de Dios. SegúnSigue leyendo «¡Oh mi Jesús!»

Hijos de Dios

Tal es la manera primordial y sobreeminente con que Jesucristo es nuestro ejemplar; en la encarnación es constituido, por derecho, Hijo de Dios; nosotros debemos llegar a serlo por la participación de la gracia que sale de El, y que, deificando la substancia de nuestra alma, nos constituye en el estado de hijos de Dios.Sigue leyendo «Hijos de Dios»

Jesucristo, Verdad

causalidad ejemplar de Jesucristo En su persona.—Pie aquí cómo expresa esta idea sublime Dom Columba Marmion: «La filiación divina de Cristo es el tipo de nuestra filiación sobrenatural; su condición, su «ser» de Hijo de Dios, es el ejemplar del estado en que la gracia santificante debe establecernos. Cristo es Hijo de Dios por naturalezaSigue leyendo «Jesucristo, Verdad»

«Per ipsum…».

—Cristo es el único Camino (lo. 14,6). Nadie puede ir al Padre sino por El , ya que sólo El conoce al Padre y aquel a quien El quisiere revelárselo (Mt. 11,27). De manera que la preocupación fundamental, y casi podríamos decir la única, del cristiano que quiere santificarse no ha de ser otra queSigue leyendo ««Per ipsum…».»

«Per ipsum, et cum ipso, et in ipso, est tibi Deo Patri omnipotenti, in unitate Spiritus Sancti, omnis honor et gloria»

La glorificación de la Trinidad Beatísima es el fin absoluto de la creación del mundo y de la redención y santificación del género humano. Pero en la economía actual de la Providencia y de la gracia, esa glorificación no se realiza sino por Jesucristo, con Jesucristo y en El. De manera que todo lo queSigue leyendo ««Per ipsum, et cum ipso, et in ipso, est tibi Deo Patri omnipotenti, in unitate Spiritus Sancti, omnis honor et gloria»»