es una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio” (CIC can 515, §1). Es el lugar donde todos los fieles pueden reunirse para la celebración dominical de la Eucaristía. La parroquia iniciaSigue leyendo «La parroquia»
Archivo de categoría: 2) Confesar los pecados mortales al menos una vez al año
La parroquia
es una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio” (CIC can 515, §1). Es el lugar donde todos los fieles pueden reunirse para la celebración dominical de la Eucaristía. La parroquia iniciaSigue leyendo «La parroquia»
La parroquia
es una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio” (CIC can 515, §1). Es el lugar donde todos los fieles pueden reunirse para la celebración dominical de la Eucaristía. La parroquia iniciaSigue leyendo «La parroquia»
La parroquia
es una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio” (CIC can 515, §1). Es el lugar donde todos los fieles pueden reunirse para la celebración dominical de la Eucaristía. La parroquia iniciaSigue leyendo «La parroquia»
La ha inventado Él
SÍ SÍ NO NO La liturgia, el culto a Dios, es una realidad tan grande que para encontrar su origen nos debemos remontar a Dios. En la contemplación de su infinita perfección, Dios se alaba y se glorifica sin fin, amándose con un amor eterno. Solo Dios puede darse en plenitud culto a Sí mismo. SoloSigue leyendo «La ha inventado Él»
El segundo mandamiento
Confesar los pecados mortales al menos una vez al añoasegura la preparación a la Eucaristía mediante la recepción del sacramento de la Reconciliación, que continúa la obra de conversión y de perdón del Bautismo (cf CIC can 989; CCEO can 719).