Boda

No habiendo podido invitaron a la bendición nupcial que les fue otorgada en la montaña del Carmelo, el 8 de septiembre del 1980 (a la que sólo fué admitida la Corte Celestial), se os suplica que asistáis a la Tornaboda, que tendrá lugar Mañana, Día de la Eternidad, día en que Jesús, el Hijo deSigue leyendo «Boda»

También lo indispensable

Una noche, después de completas, busqué en vano nuestra lamparita en los estantes destinados a ese fin. Era tiempo de silencio riguroso, por lo que no podía reclamarla… Supuse que alguna hermana, creyendo coger su lámpara, había cogido la nuestra, que, por cierto, yo necesitaba mucho. En vez de disgustarme por verme privada de ella,Sigue leyendo «También lo indispensable»

Luis Martín

Luis Martín papá de Santa Teresa del Lisieux (anunciando el ingreso de Teresa al Carmelo)Queridísimos amigos, Teresa mi reinecita , entró ayer en el Carmelo…! Sólo Dios puede exigir tal sacrificio… No me tengáis lástima, pues mi corazón rebosa de alegría.Historia de un Alma. Santa Teresa de Lisieux

El Puente de los suspiros

Al visitar aquellas espantosas prisiones, me parecía estar viviendo en los tiempos de los mártires, Y me habría gustado poder quedarme allí para imitarlos!. Pero tuvimos que salir prontamente y pasar el puente de los suspiros, así llamado a causa de los suspiros de alivio que daban los condenados al verse libres del horror deSigue leyendo «El Puente de los suspiros»

Amarte en el Infierno

Sobre todo, crecía en el amor de Dios. Sentía en mi corazón unos ímpetus que hasta entonces no conocía. A veces tenía verdaderos transportes de amor. Una noche, no sabiendo cómo decirle a Jesús que le amaba y cómo deseaba que fuese amado y glorificado en todas partes, pensé con dolor que él nunca podríaSigue leyendo «Amarte en el Infierno»

Las heridas de los hijos

Supongamos que el hijo de un doctor muy competente encuentra en su camino una piedra que le hace caer, y que en la caída se rompe un miembro. Su padre acude enseguida, lo levanta con amor y cura sus heridas, valiéndose para ello de todos los recursos de su ciencia; y pronto su hijo, completamenteSigue leyendo «Las heridas de los hijos»

Santa Teresa de Jesús

vivió muriendo de amor, deseando ardientemente morir para ver a Dios. Fue impresionante -declaran los testigos que lo vieron- la expresión de su alegría celestial cuando, al recibir el viático en su pobre celda de Alba de Tormes, le decía a su Dios y Señor: “ya es hora, Señor, ya es hora de que nosSigue leyendo «Santa Teresa de Jesús»

Un sueño…

Recuerdo un sueño que debí tener por esta edad, y que se me grabó profundamente en la imaginación. Una noche soñé que salía a dar un paseo, yo sola, por el jardín. Al llegar al pie de la escalera que tenía que subir para llegar él, me paré, sobrecogida de espanto. Delante de mí, cercaSigue leyendo «Un sueño…»