Evangelio según san Mateo, 5: 27- 28 «Oísteis que se dijo a los antiguos: No adulterarás. Y yo os digo que todo aquel que pusiese los ojos en una mujer para codiciarla, ya cometió adulterio en su corazón con ella». (vv. 27- 28) Todo aquel que mira exteriormente de una manera incauta, generalmente incurre enSigue leyendo «Ladrones que nos arrastran a la culpa»
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MANIFESTEMOS A CRISTO EN TODA NUESTRA VIDA
Hay tres cosas que manifiestan y distinguen la vida del cristiano: la acción, la manera de hablar y el pensamiento. De ellas, ocupa el primer lugar el pensamiento; viene en segundo lugar la manera de hablar, que descubre y expresa con palabras el interior de nuestro pensamiento; en este orden de cosas, al pensamiento ySigue leyendo «MANIFESTEMOS A CRISTO EN TODA NUESTRA VIDA»
Dirigirnos al Padre
Este don gratuito de la adopción exige por nuestra parte una conversión continua y una vida nueva. Orar a nuestro Padre debe desarrollar en nosotros dos disposiciones fundamentales: El deseo y la voluntad de asemejarnos a él. Creados a su imagen, la semejanza se nos ha dado por gracia y tenemos que responder a ellaSigue leyendo «Dirigirnos al Padre»
Una pléyade de testigos
MAESTROS Y LUGARES DE ORACIÓN Los testigos que nos han precedido en el Reino (cf Hb 12, 1), especialmente los que la Iglesia reconoce como “santos”, participan en la tradición viva de la oración, por el testimonio de sus vidas, por la transmisión de sus escritos y por su oración hoy. Contemplan a Dios, loSigue leyendo «Una pléyade de testigos»
Ese barquito al que todos estamos invitados, a quien nosotros llamamos iglesia
Estas oraciones son en primer lugar las que los fieles escuchan y leen en la sagrada Escritura, pero las actualizan, especialmente las de los salmos, a partir de su cumplimiento en Cristo (cf Lc 24, 27 44). El Espíritu Santo, que recuerda así a Cristo ante su Iglesia orante, conduce a ésta también hacia laSigue leyendo «Ese barquito al que todos estamos invitados, a quien nosotros llamamos iglesia»
Ese barquito al que todos estamos invitados, a quien nosotros llamamos iglesia
Estas oraciones son en primer lugar las que los fieles escuchan y leen en la sagrada Escritura, pero las actualizan, especialmente las de los salmos, a partir de su cumplimiento en Cristo (cf Lc 24, 27 44). El Espíritu Santo, que recuerda así a Cristo ante su Iglesia orante, conduce a ésta también hacia laSigue leyendo «Ese barquito al que todos estamos invitados, a quien nosotros llamamos iglesia»
Ese barquito al que todos estamos invitados, a quien nosotros llamamos iglesia
Estas oraciones son en primer lugar las que los fieles escuchan y leen en la sagrada Escritura, pero las actualizan, especialmente las de los salmos, a partir de su cumplimiento en Cristo (cf Lc 24, 27 44). El Espíritu Santo, que recuerda así a Cristo ante su Iglesia orante, conduce a ésta también hacia laSigue leyendo «Ese barquito al que todos estamos invitados, a quien nosotros llamamos iglesia»
Ese barquito al que todos estamos invitados, a quien nosotros llamamos iglesia
Estas oraciones son en primer lugar las que los fieles escuchan y leen en la sagrada Escritura, pero las actualizan, especialmente las de los salmos, a partir de su cumplimiento en Cristo (cf Lc 24, 27 44). El Espíritu Santo, que recuerda así a Cristo ante su Iglesia orante, conduce a ésta también hacia laSigue leyendo «Ese barquito al que todos estamos invitados, a quien nosotros llamamos iglesia»
Ese barquito al que todos estamos invitados, a quien nosotros llamamos iglesia
Estas oraciones son en primer lugar las que los fieles escuchan y leen en la sagrada Escritura, pero las actualizan, especialmente las de los salmos, a partir de su cumplimiento en Cristo (cf Lc 24, 27 44). El Espíritu Santo, que recuerda así a Cristo ante su Iglesia orante, conduce a ésta también hacia laSigue leyendo «Ese barquito al que todos estamos invitados, a quien nosotros llamamos iglesia»
Ese barquito al que todos estamos invitados, a quien nosotros llamamos iglesia
Estas oraciones son en primer lugar las que los fieles escuchan y leen en la sagrada Escritura, pero las actualizan, especialmente las de los salmos, a partir de su cumplimiento en Cristo (cf Lc 24, 27 44). El Espíritu Santo, que recuerda así a Cristo ante su Iglesia orante, conduce a ésta también hacia laSigue leyendo «Ese barquito al que todos estamos invitados, a quien nosotros llamamos iglesia»