Felicidad

Las bienaventuranzas responden al deseo natural de felicidad. Este deseo es de origen divino: Dios lo ha puesto en el corazón del hombre a fin de atraerlo hacia Él, el único que lo puede satisfacer: «Ciertamente todos nosotros queremos vivir felices, y en el género humano no hay nadie que no dé su asentimiento aSigue leyendo «Felicidad»

El bien y el mal

“El hombre, persuadido por el Maligno, abusó de su libertad, desde el comienzo de la historia”(GS 13, 1). Sucumbió a la tentación y cometió el mal. Conserva el deseo del bien, pero su naturaleza lleva la herida del pecado original. Ha quedado inclinado al mal y sujeto al error.«De ahí que el hombre esté divididoSigue leyendo «El bien y el mal»

¿La Iglesia es Santa?

El nuevo testamento habla de santidad en la iglesia.   Los miembros de la iglesia son santos, Hechos de los Apóstoles 9, 13 y 1 Corintios 6,1

Imagen y semejanza

La imagen divina está presente en todo hombre. Resplandece en la comunión de las personas a semejanza de la unidad de las personas divinas entre sí

La iglesia es SANTA

1 Pedro 2:9 Pero vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz, 2:10 vosotros que en un tiempo no erais pueblo y que ahora sois Pueblo de Dios, de los que antes no se tuvo compasión,Sigue leyendo «La iglesia es SANTA»

Amor

San Pablo dice: «Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia []Gran misterio es éste, lo digo con respecto a Cristo y la Iglesia» (Ef 5,2532)

Servicio a la vida

La fecundidad del amor conyugal se extiende a los frutos de la vida moral, espiritual y sobrenatural que los padres transmiten a sus hijos por medio de la educación. Los padres son los principales y primeros educadores de sus hijos (cf. GE 3). En este sentido, la tarea fundamental del matrimonio y de la familiaSigue leyendo «Servicio a la vida»

Virgen gloriosa y bendita

Sub tuum praesidium confugimus, Sancta Dei Genitrix. Nostras deprecationes ne despicias in necessitatibus nostris, sed a periculis cunctis libera nos semper, Virgo gloriosa et benedicta