Respice post te! Hominem te esse memento!

Lo siento Señor

El Sacramento del Altar

Oh Dios mío, cuánto se esforzaron los santos por hacer lo más posible por agradarte. ¡Y en cambio qué poquito es lo que yo hago. Cuán poco tiempo gasto en prepararme a comungar! Muy rara vez estoy devotamente recogido. Rarísima vez libre de distracciones. Y lo cierto es que ante la presencia santificadora de tuSigue leyendo «El Sacramento del Altar»

Opinión pública = opinión de unos cuantosLamentablemente los ideologos

Opinión pública = opinión de unos cuantosLamentablemente los ideologos Si la opinión mayoritaria tiene semejante fuerza sobre el individuo, entonces aquellos medios que producen y reproducen esas opiniones son los depositarios en última instancia de semejante poder. En otras palabras, la opinión publicada, como opinión no ya del público general sino de aquellos que tienenSigue leyendo «Opinión pública = opinión de unos cuantosLamentablemente los ideologos»

La descristianización no es, la pérdida de la fe, sino la pérdida de la razón

Cuando un muchacho, educado cristianamente por la familia y la comunidad parroquial, a tenor de los asertos apodícticos de algún profesor o algún texto empieza a sentir vergüenza por la historia de su Iglesia, se encuentra objetivamente en el grave peligro de perder la fe. Es una observación lamentable, pero indiscutible; es más, mantiene suSigue leyendo «La descristianización no es, la pérdida de la fe, sino la pérdida de la razón»

DE DÓNDE VINE Y QUIÉN SOY

Pedro era el pordiosero más pobre de la aldea. Cada noche dormía en el zaguán de una casa diferente, frente a la plaza central del pueblo. Cada día se recostaba debajo de un árbol distinto, con la mano extendida y la mirada perdida en sus pensamientos.Cada tarde comía de la limosna o de los mendrugosSigue leyendo «DE DÓNDE VINE Y QUIÉN SOY»

Ofendido

Evangelio según san Mateo, 5: 23- 24 «Por tanto, si fueses a ofrecer tu ofrenda al altar y allí te acordares que tu hermano tiene alguna cosa contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y ve primeramente a reconciliarte con tu hermano, y entonces ven a ofrecer tu ofrenda». (vv. 23- 24) EntoncesSigue leyendo «Ofendido»