Según la Tradición apostólica, la Oración del Señor está arraigada esencialmente en la oración litúrgica «El Señor nos enseña a orar en común por todos nuestros hermanos. Porque Él no dice “Padre mío” que estás en el cielo, sino “Padre nuestro”, a fin de que nuestra oración sea de una sola alma para todo elSigue leyendo «Pater Noster»
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Fiel en lo poco
El que es infiel en lo pequeño, también lo será en lo grande (Lucas 16,10). Quien anda buscando lo más fácil y lo menos costoso vivirá siempre sin paz. Porque lo que es muy fácil, cansa y disgusta Como emplean bien el tiempo tantas personas religiosas que con tanta austeridad viven en su vida deSigue leyendo «Fiel en lo poco»
«Tras arresto y juicio fue arrebatado. De su causa, ¿quién se preocupa? Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y conocedor de dolencias». Is 53; 8, 3.
Oración de la Iglesia
Este don indisociable de las palabras del Señor y del Espíritu Santo que les da vida en el corazón de los creyentes ha sido recibido y vivido por la Iglesia desde los comienzos. Las primeras comunidades recitan la Oración del Señor “tres veces al día” (Didaché 8, 3), en lugar de las “Dieciocho bendiciones” deSigue leyendo «Oración de la Iglesia»
Sobre el Padre Nuestro
Pero Jesús no nos deja una fórmula para repetirla de modo mecánico (cf Mt 6, 7; 1 R 18, 26-29). Como en toda oración vocal, el Espíritu Santo, a través de la Palabra de Dios, enseña a los hijos de Dios a hablar con su Padre. Jesús no sólo nos enseña las palabras de laSigue leyendo «Sobre el Padre Nuestro»
La oración del Señor
La expresión tradicional “Oración dominical” (es decir, “Oración del Señor”) significa que la oración al Padre nos la enseñó y nos la dio el Señor Jesús. Esta oración que nos viene de Jesús es verdaderamente única: ella es “del Señor”. Por una parte, en efecto, por las palabras de esta oración el Hijo único nosSigue leyendo «La oración del Señor»
El padre nuestro y las bienaventuranzas
El Sermón de la Montaña es doctrina de vida, la Oración dominical es plegaria, pero en uno y otra el Espíritu del Señor da forma nueva a nuestros deseos, esos movimientos interiores que animan nuestra vida. Jesús nos enseña esta vida nueva por medio de sus palabras y nos enseña a pedirla por medio deSigue leyendo «El padre nuestro y las bienaventuranzas»
Felipenses
2:5 Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo:2:6 El cual, siendo de condición divina, no codició el ser igual a Dios2:7 sino que se despojó de sí mismo tomando condición de esclavo. Asumiendo semejanza humana y apareciendo en su porte como hombre,2:8 se rebajó a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte de cruz.2:9 Por esoSigue leyendo «Felipenses»
Santo Sacrificio de la Misa y el Reino de Dios
Con las invocaciones a la alianza, Jesús califica la Última Cena como una comida de renovación de la alianza, al igual que la Pascua era la comida en la que se renovaba la alianza de Dios con Moisés. Cuando los cristianos toman el cáliz eucarístico, reafirman su lugar dentro de la alianza; en la renovadaSigue leyendo «Santo Sacrificio de la Misa y el Reino de Dios»
Alabar a Dios
Cuando un hombre, fiel a esta doctrina consoladora, dice de corazón: Dios mío, yo os ofrezco la alabanza que vuestro Hijo os tributa en el Altar; este hombre rinde al Todopoderoso, homenajes superiores a los de los ángeles y santosExplicación de la Santa Misa (R Padre Martin de Cochem)