Nuestra condición y obligación humana

Evangelio según san Mateo, 5: 31- 32 «También fue dicho: Cualquiera que repudiare su mujer, déle carta de repudio. Mas yo os digo que el que repudiare a su mujer, a no ser por causa de fornicación, la hace ser adúltera. Y el que tomare la repudiada, adultera». (vv. 31- 32) Si debemos llevar conSigue leyendo «Nuestra condición y obligación humana»

San Agustín

San Agustín Escéptico, lujurioso, soberbio… así era Agustín -luego San Agustín- antes de encontrar a Dios… o mejor dicho, antes de que Dios lo encontrara a él. Aurelio Agustín nació el 13 de noviembre del 354 en Tagaste, al norte de África. Su padre, Patricio, no era nada religioso. En cambio su madre Mónica (hoySigue leyendo «San Agustín»

¿de qué manera ejerce Cristo Cabeza su influjo vital en sus miembros vivos que permanecen unidos a El en esta vida por la gracia y la caridad?

POR LA FE.—San Pablo tiene en una de sus epístolas una expresión misteriosa. Dice que Cristo habita por la fe en nuestros corazones: Christum habitare per fidem ir. cordibus vestris (Eph. 3,17). ¿Qué significan esas palabras? ¿Se trata de una inhabitación física de la humanidad de Cristo en iiuestras almas, a la manera de laSigue leyendo «¿de qué manera ejerce Cristo Cabeza su influjo vital en sus miembros vivos que permanecen unidos a El en esta vida por la gracia y la caridad?»

Comienzos de la Sagrada Liturgia en la historia

La acción litúrgica tiene principio con la misma fundación de la Iglesia. En efecto, los primeros cristianos «perseveraban todos en oír las instrucciones de los Apóstoles y en la comunicación de la fracción del pan y en la oración» Dondequiera que los Pastores pueden reunir un núcleo de fieles, erigen un altar, sobre el queSigue leyendo «Comienzos de la Sagrada Liturgia en la historia»

Fin de los tiempos y apariciones marianas

La aparición de Elías y Henoc Es otra señal misteriosa, que sólo de una manera muy confusa puede apoyarse en la Sagrada Escritura. El profeta Malaquías nos dice hablando de Elías: “Ved que yo mandaré a Elías, el profeta, antes que venga el día de Yahvé, grande y terrible. El convertirá el corazón de losSigue leyendo «Fin de los tiempos y apariciones marianas»

Fin de los tiempos y apariciones marianas

El advenimiento del anticristo Consta también en la Sagrada escritura (2 Tes 2,3-11; 1 Jn 2,18.22). Pero es muy misteriosa la naturaleza del anticristo. Atendiendo a su significación verbal, podrá entenderse por tal cualquier manifestación del espíritu anticristiano: el pecado, la herejía, la persecución, etc. Ello justificaría plenamente y a la letra la expresión deSigue leyendo «Fin de los tiempos y apariciones marianas»

Fin de los tiempos y apariciones marianas

La conversión de los judíos En contraste con esta apostasía casi general, habrá de verificarse la conversión de Israel, anunciada por el apóstol San Pablo (Rom 11,25-26). Dios permitió la apostasía de su pueblo predilecto para llevar la salud a los gentiles (Rom 11,11). Pero se arrepentirán en su día y volverán a ser injertadosSigue leyendo «Fin de los tiempos y apariciones marianas»

Limpio de corazón

Evangelio según san Mateo, 5: 8- 8 «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios». (v. 8) Aquí llama limpios a aquellos que poseen una virtud universal y desconocen la malicia alguna, o a aquellos que viven en la templanza o moderación, tan necesaria para poder ver a Dios, según aquella sentencia delSigue leyendo «Limpio de corazón»

Fin de los tiempos y apariciones marianasSignos precursores del fin del mundo

La apostasía universal Lo anunció también el mismo Jesucristo y lo repitió luego san pablo. He aquí los principales textos:”Y se levantarán muchos falsos profetas que engañarán a muchos, y por el exceso de la maldad se enfriará la caridad de muchos” (Mt 24,12). “Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?”Sigue leyendo «Fin de los tiempos y apariciones marianasSignos precursores del fin del mundo»

Cuidar de los hijos

4 …que sepa gobernar bien su propia casa, que tenga sus hijos en sumisión con toda decencia; 5—pues si uno no sabe gobernar su propia casa ¿cómo podrá cuidar de la Iglesia de Dios?— 1 Timoteo 3, 5