En primer lugar, Dios permite el mal «respetando la libertad de su criatura» (Catecismo, 311). Es curioso que generalmente nos dirijamos a Dios pidiéndole que nos libre del mal físico que es incomparablemente menor al mal moral. Pedimos a Dios que nos libre de la enfermedad, de la catástrofe, de la muerte de un serSigue leyendo «¿Por qué Dios no lo evita?»
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Remedios contra la tibieza
Regresa a Dios: tu primer Amor Práctica fervorosa de los ejercicios de piedad: es la búsqueda del “primer amor” (Ap 2,4). Hay que volver a los ejercicios de piedad, hechos por amor, en especial a aquellos que veníamos haciendo antes de caer en la tibieza. Pero deben practicarse de manera “fervorosa”; el fervor no necesariamenteSigue leyendo «Remedios contra la tibieza»
Daños de la tibieza
De pequeñas caídas se preparan las grandes: por las muchas concesiones hechas a la sensualidad y a la soberbia en mil cosas pequeñas, se cae en cosas de mayor importancia. Porque así pasa en la vida espiritual. La Escritura nos dice que, quien no cuida de las cosas pequeñas, cae en las grandes, y quienSigue leyendo «Daños de la tibieza»
Causas de la pereza espiritual
Dos causas principales contribuyen a su desarrollo: una alimentación espiritual deficiente, y la invasión de algún germen dañino. Alimentación espiritual deficiente: Para vivir y crecer en la vida, nuestra alma necesita de una buena alimentación espiritual; pero el pasto del alma son los diversos ejercicios espirituales, como meditaciones, lecturas, oraciones, exámenes, el cumplimiento de lasSigue leyendo «Causas de la pereza espiritual»
Tibieza
“Conozco tus obras: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero porque eres tibio y no frío o caliente, voy a vomitarte de mi boca.” (Ap 3, 15-16). Existe un nivel “generalizado” de la tibieza que se describe en la terrible frase: “el que peca y reza, empata”. Desgraciadamente debemos reconocerSigue leyendo «Tibieza»
Y no la conoció
Evangelio según san Mateo, 1: 24- 25 Y despertando José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado y recibió a su mujer. Y no la conoció hasta que parió a su hijo primogénito y llamó su nombre Jesús. (v. 24- 25) La recibió después de celebrados los desposorios para llamarla suSigue leyendo «Y no la conoció»
Sacuda toda pereza
Evangelio según san Mateo, 1: 24- 25 Y despertando José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado y recibió a su mujer. Y no la conoció hasta que parió a su hijo primogénito y llamó su nombre Jesús. (v. 24- 25) No sólo hizo lo que le mandó el ángel, sinoSigue leyendo «Sacuda toda pereza»
Hizo como el Angel del Señor le había mandado
Evangelio según san Mateo, 1: 24- 25 Y despertando José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado y recibió a su mujer. Y no la conoció hasta que parió a su hijo primogénito y llamó su nombre Jesús. (v. 24- 25) Por la puerta misma que entró la muerte, ha vueltoSigue leyendo «Hizo como el Angel del Señor le había mandado»
Jesús
Evangelio según san Mateo, 1: 21- 21 «Y parirá un hijo: y llamarás su nombre Jesús: porque él salvará a su pueblo de los pecados de ellos». (v. 21) Vengan ahora y oigan los que preguntan quién es el que María ha engendrado. «Porque El salvará a su pueblo de los pecados de ellos». NoSigue leyendo «Jesús»
Virtudes y vicios
Lo contrario a la virtud es el vicio, que es también un hábito adquirido por la repetición de actos contrarios al bien. Así, la lujuria, la soberbia, la avaricia, etc. son vicios de los que hay que huir como de la lepra. Para tener un adecuado conocimiento propio es necesario reconocer en nosotros las virtudesSigue leyendo «Virtudes y vicios»