El matrimonio

El matrimonio es por mandato divino y ley natural la unión indisoluble de un varón y una mujer (cf. Gén 2,24; Mc 10,7- 9; Ef 5,31- 32). «Por su índole natural, la institución del matrimonio y el amor conyugal están ordenados por sí mismos a la procreación y a la educación de la prole, conSigue leyendo «El matrimonio»

Vida

A una mujer que haya concebido a un niño en su vientre se le prohíbe, por ley natural y divina, matar a esa vida humana dentro de ella, por ella misma o por otros, ya sea de manera directa o indirecta (cf. Juan Pablo II, encíclica Evangeilum Vitae, 62) Las técnicas de reproducción artificial «sonSigue leyendo «Vida»

Frutos de la oración

Acrecienta el Amor: El amor es el termómetro de la oración. La oración verdadera se refleja en un incremento en el amor. La oración nos «hace participar en la potencia del amor de Dios que salva a la multitud» (Catecismo, 2572).

Ilícito

Todos los mandamientos de Dios son igual de justos y misericordiosos. Por lo tanto, es errónea la opinión de quien afirma que las personas son capaces, al obedecer la divina prohibición—por ejemplo, el sexto mandamiento de no cometer adulterio—, de pecar contra Dios por este acto de obediencia o de hacerse daño moralmente a unoSigue leyendo «Ilícito»

Frutos de la oración

Nos saca del pecado es el primer fruto de la oración. Así decía santa Catalina de Siena: “o dejamos la oración o dejamos el pecado”. En este orden de ideas, “la oración restablece al hombre en la semejanza con Dios” (Catecismo, 2572) y transforma el corazón. (cf. Catecismo, 2739)

LA LEY DE DIOS

Mediante la gracia de Dios, la persona justificada posee la fortaleza necesaria para cumplir las exigencias objetivas de la ley divina, dado que para los justificados es posible cumplir todos los mandamientos de Dios. Cuando la gracia de Dios justifica al pecador, por su propia naturaleza da lugar a la conversión de todo pecado graveSigue leyendo «LA LEY DE DIOS»

Yo debo ser bautizado por ti, y ¿tú vienes a mí?

Evangelio según san Mateo, 3: 13- 15 Entonces vino Jesús de Galilea al Jordán a donde estaba Juan, para ser bautizado por él. San Juan se lo estorbaba, diciendo: «Yo debo ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?». Respondiendo Jesús, le dijo: «Déjame ahora. Así conviene que nosotros cumplamos la justicia»; y entoncesSigue leyendo «Yo debo ser bautizado por ti, y ¿tú vienes a mí?»

La oración, indispensable para la salvación

“El que ora se salva ciertamente, el que no ora, ciertamente se condena. Si dejamos a un lado a los niños, todos los demás bienaventurados se salvaron porque oraron, y los condenados se condenaron porque no oraron. Y ninguna otra cosa les producirá en el infierno más espantosa desesperación que pensar que les hubiera sidoSigue leyendo «La oración, indispensable para la salvación»

El no lo desdeñó

El no lo desdeñó Evangelio según san Mateo, 3: 13- 15 Entonces vino Jesús de Galilea al Jordán a donde estaba Juan, para ser bautizado por él. San Juan se lo estorbaba, diciendo: «Yo debo ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?». Respondiendo Jesús, le dijo: «Déjame ahora. Así conviene que nosotros cumplamosSigue leyendo «El no lo desdeñó»

El don del libre albedrío

con que Dios Creador dotó a la persona humana, concede al hombre el derecho natural de elegir únicamente el bien y lo verdadero. Ningún ser humano tiene, por tanto, el derecho natural a ofender a Dios escogiendo el mal moral del pecado o el error religioso de la idolatría, de la blasfemia o una falsaSigue leyendo «El don del libre albedrío»