¿No es injusto castigar un pecado de un momento con una eternidad de suplicios?

No; porque la pena de un crimen no se mide por la duración del acto criminal, sino por la malicia del mismo. ¿Cuánto tiempo se necesita para matar a un hombre? Basta un instante; y sin embargo, la justicia humana condena a muerte al asesino; castigo que es una pena, por decirlo así, eterna, puestoSigue leyendo «¿No es injusto castigar un pecado de un momento con una eternidad de suplicios?»

¿Cuáles son las consecuencias de la inmortalidad del alma?

Así como se conoce el árbol por sus frutos, se conocen los dogmas verdaderos por los buenos frutos que producen. La creencia en la inmortalidad del alma produce excelentes frutos: es para el hombre consuelo en la desventura, móvil de la virtud, fuente de los mayores heroísmos. Por el contrario, la negación de la inmortalidadSigue leyendo «¿Cuáles son las consecuencias de la inmortalidad del alma?»

Paralelismos entre Salmos y Jesucristo

Salmos 22 y la pasión de Jesús, que llevan razonablemente a pensar que Él es el Mesías. Por ejemplo, en la primera parte del primer versículo se lee: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Salmos 22: 1), que son justamente las palabras que Jesús pronunció en la Cruz (cfr. Mateo 27: 46).Sigue leyendo «Paralelismos entre Salmos y Jesucristo»

¿Qué debemos pensar de los que dicen: Una vez muertos se acabó todo?

Los que se atreven a decir que todo acaba con la muerte son insensatos que tienen el loco orgullo de contradecir todo el género humano y de conculcar la razón y la conciencia. Son criminales, y no desean el destino del animal sino para poder vivir sin el temor y los remordimientos. Son infelices, puesSigue leyendo «¿Qué debemos pensar de los que dicen: Una vez muertos se acabó todo?»

Inquisidores

En un artículo de fondo de Indro Montanelli leemos: «La del chivo expiatorio era la técnica utilizada por la Inquisición en los siglos oscurantistas, cuando al populacho exasperado por alguna peste o carestía se le indicaba alguna bruja o algún untador, o presunto culpable de extender la peste, para que sobre ellos desahogara su rabiaSigue leyendo «Inquisidores»

Santos sacerdotes y religiosas

¿Quiénes son esos animales y esos pobres que morarán en tu heredad y que serán alimentados en ella con la dulzura divina que Tú les has preparado, sino estos pobres Misioneros abandonados a la Providencia, que rebosarán de tus delicias divinas; sino los animales misteriosos de Ezequiel, que tendrán la humanidad del hombre por suSigue leyendo «Santos sacerdotes y religiosas»

Sociedad de Consumocrédito, el subsidio y la dádiva estatal

Con el crédito, pero también con el subsidio y la dádiva estatal, la adquisición se separa del trabajo, el esfuerzo y el ahorro. El modelo causal esfuerzo-recompensa (que redundaba en ahorro, o bien que tenía a este como condición intermedia) es sustituido, en el mejor de los casos, por su inversión lógica: recompensa-esfuerzo (que redundaSigue leyendo «Sociedad de Consumocrédito, el subsidio y la dádiva estatal»

Todos los pueblos de la tierra, ¿han admitido siempre la inmortalidad del alma?

Sí; es un hecho testificado por la historia antigua y moderna que los pueblos del mundo entero han admitido la inmortalidad del alma, como lo prueba el culto de los muertos, el respeto religioso de los hombres por las cenizas de sus padres y los monumentos que ha erigido sobre sus sepulcros. Esta creencia universalSigue leyendo «Todos los pueblos de la tierra, ¿han admitido siempre la inmortalidad del alma?»

¿Cuándo vendrá este diluvio de fuego de puro amor?

¿Cuándo vendrá este diluvio de fuego de puro amor? ¿Cuándo vendrá este diluvio de fuego de puro amor, que Tú debes enviar sobre toda la tierra, de manera tan dulce y vehemente, que todas las naciones –los turcos, los idólatras, los mismos judíos– se abrasarán en él y se convertirán? “Ninguna cosa escapa a suSigue leyendo «¿Cuándo vendrá este diluvio de fuego de puro amor?»

Los deseos y las aspiraciones del alma, ¿prueban que es inmortal?

Sí; el deseo natural e irresistible que tenemos de una felicidad perfecta y de una vida sin fin prueba la inmortalidad del alma; porque este deseo no puede ser satisfecho en la vida presente y, por lo mismo, debe ser satisfecho en la vida futura; si no, Dios, autor de nuestra naturaleza, se habría burladoSigue leyendo «Los deseos y las aspiraciones del alma, ¿prueban que es inmortal?»