El Papa quedó desacreditado, y hecho a perder a la iglesia

No es así. Jesús también se enfrentó a la corrupción religiosa de su época; pero siempre afirmó la autoridad, recibida de Dios, en materia de doctrina y práctica religiosa: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Haced y cumplido todo cuanto os digan; pero no obréis como ellos, pues dicenSigue leyendo «El Papa quedó desacreditado, y hecho a perder a la iglesia»

Evita la familiaridad excesiva

No descubras tu corazón a cualquiera. Trata tus asuntos con personas prudentes y temerosas de Dios. «Quien se aconseja con los sabios, llegará a ser sabio» (Proverbios 12)Cuidado al tratar con jóvenes o extraños. No adules a los ricos ni andes visitando poderosos.Busca la compañía de personas sensibles y humildes, de piadosas y virtuosas ySigue leyendo «Evita la familiaridad excesiva»

Contra el orgullo y sus vanas esperanzas

No te llenes de orgullo por tus buenas obras, pues los juicios humanos son diferentes a los juicios de Dios, a quien muchas veces es menos agradable lo que a los ojos humanos es más agradable. «la mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero DiosSigue leyendo «Contra el orgullo y sus vanas esperanzas»

La infalibilidad papal

Ciertamente, la doctrina de la infalibilidad quedó articulada completamente en ese momento, pero acompañó a la Iglesia desde el comienzo. Por ejemplo, cuando el Papa San Clemente Romano, discípulo de Pedro y Pablo, manifestó, allá por el siglo primero, que el Espíritu Santo hablaba a través de él. Los protestantes también creen que Dios diráSigue leyendo «La infalibilidad papal»

Regresen

Si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo acebuche, fuiste injertado en ellas y hecho partícipe de la raíz, es decir, de la pinguosidad del olivo, no te engrías contra las ramas. Y si te engríes, ten en cuenta que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. Pero dirás:Sigue leyendo «Regresen»

Contra el orgullo y sus vanas esperanzas

Imprudente quien coloca su esperanza en las personas humanas o en las demás creaturas. Maldito el hombre que confía en el hombre, dijo el profeta Jeremías. Y añade: Bendito aquel que sabe confiar en Dios (Jeremías 17) No te avergüences de prestar servicios humildes a otros por amor de Jesucristo, ni de aparecer pobre enSigue leyendo «Contra el orgullo y sus vanas esperanzas»

Los salmos

Hay unos rasgos constantes en los Salmos: la simplicidad y la espontaneidad de la oración, el deseo de Dios mismo a través de su creación, y con todo lo que hay de bueno en ella, la situación incómoda del creyente que, en su amor preferente por el Señor, se enfrenta con una multitud de enemigosSigue leyendo «Los salmos»

El Purgatorio

Es la «prisión» de los espíritus donde, segun San Pedro, Jesús se dirigió primero a anunciar la salvación (1 Pedro 3, 19-20). Los judíos lo llamaron Sheol. El nuevo testamento griego lo llama Hades (como distinto de la Gehenna, el lugar del fuego infernal), los católicos le llamamos purgatorio. Los primeros cristianos conocían eso. SiSigue leyendo «El Purgatorio»

Afectos desordenados

Mas cuando consiguen lo que querían, luego enseguida les remuerde la conciencia, porque se dejaron arrastrar por sus pasiones y perdieron batallas que deberían haber ganado, y lo que consiguieron no les ayuda en nada para alcanzar la paz que desean tener.De manera que la paz verdadera del alma no se consigue cediendo a lasSigue leyendo «Afectos desordenados»

El Salterio

es el libro en el que la Palabra de Dios se convierte en oración del hombre. En los demás libros del Antiguo Testamento “las palabras proclaman las obras” de Dios por los hombres “y explican su misterio” (DV 2). En el Salterio, las palabras del salmista expresan, proclamándolas ante Dios, las obras de salvación. ElSigue leyendo «El Salterio»