participa de la dignidad de la “imagen de Dios”: es cuerpo humano precisamente porque está animado por el alma espiritual, y es toda la persona humana la que está destinada a ser, en el Cuerpo de Cristo, el templo del Espíritu (cf. 1 Cor 6,19-20; 15,44-45).» (Catecismo, 364). En el cuerpo se encuentran las facultadesSigue leyendo «El cuerpo del hombre»
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Maldad
4:30 No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el que fuisteis sellados para el día de la redención.4:31 Toda amargura, ira, cólera, gritos, maledicencia y cualquier clase de maldad, desaparezca de entre vosotros 4:32 Sed amables entre vosotros, compasivos, perdonándoos mutuamente como os perdonó Dios en Cristo.Efesios
Y Líbranos del mal
La última petición a nuestro Padre está también contenida en la oración de Jesús: “No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno” (Jn 17, 15). Esta petición concierne a cada uno individualmente, pero siempre quien ora es el “nosotros”, en comunión con toda la Iglesia y para la salvaciónSigue leyendo «Y Líbranos del mal»
Era justo
Evangelio según san Mateo, 1: 19- 19 Y José, su Esposo, como era justo y no quisiese infamarla, quiso dejarla secretamente. (v. 19) Es de notar que llama aquí justo al que en todo es virtuoso. Porque «justicia» no es sólo no querer más de lo debido, sino también la virtud en general y esSigue leyendo «Era justo»
Vence al mal con el bien
12:17 Sin devolver a nadie mal por mal; procurando el bien ante todos los hombres;12:18 en lo posible, y en cuanto de vosotros dependa, en paz con todos los hombres;12:19 no tomando la justicia por cuenta vuestra, queridos míos, dejad lugar a la ira, pues dice la Escritura: Mía es la venganza; yo daré elSigue leyendo «Vence al mal con el bien»
Quien soy yo?
¿Por qué los santos han dado tanta importancia al conocimiento de sí mismos? ¿Qué relación tiene el conocimiento propio con la santidad? ¿Acaso no basta conocer a Dios para tener los elementos suficientes para llegar al Cielo? En realidad, una persona puede tener un vasto conocimiento de las cosas de Dios, puede ser un extraordinarioSigue leyendo «Quien soy yo?»
José
Evangelio según san Mateo, 1: 19- 19 Y José, su Esposo, como era justo y no quisiese infamarla, quiso dejarla secretamente. (v. 19) Habiendo dicho el evangelista que María halló que había concebido en el vientre, del Espíritu Santo, sin obra de varón, para que nadie sospechase que un discípulo de Cristo haya inventado estasSigue leyendo «José»
¿Y cómo amó Jesús a sus discípulos, y por qué los amó?
No, no eran sus cualidades naturales las que podían atraerle. Entre ellos y él la distancia era infinita. El era la Ciencia, la Sabiduría eterna; ellos eran unos pobres pescadores, ignorantes y llenos de pensamientos terrenos. Sin embargo, Jesús los llama sus amigos, sus hermanos. Quiere verles reinar con él en el reino de suSigue leyendo «¿Y cómo amó Jesús a sus discípulos, y por qué los amó?»
«Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden»
Esta petición es sorprendente. Si sólo comprendiera la primera parte de la frase, —“perdona nuestras ofensas”— podría estar incluida, implícitamente, en las tres primeras peticiones de la Oración del Señor, ya que el Sacrificio de Cristo es “para la remisión de los pecados”. Pero, según el segundo miembro de la frase, nuestra petición no seráSigue leyendo ««Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden»»
Superiores a mi
12:3 En virtud de la gracia que me fue dada, os digo a todos vosotros: No os estiméis en más de lo que conviene; tened más bien una sobria estima según la medida de la fe que otorgó Dios a cada cual. 12:10 amándoos cordialmente los unos a los otros; estimando en más cada unoSigue leyendo «Superiores a mi»