No; porque no es cierto que todos los malos prosperen y todos los justos sufran tribulaciones; los bienes y los males de este mundo son, en general, comunes a todos los hombres. Además, no hay en el mundo hombre tan malo que no haga alguna obra buena durante su vida; y Dios se la recompensaSigue leyendo «La prosperidad de los malos y las pruebas de los justos, ¿no deponen contra la providencia?»
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Cristo omnipresente
Si la humanidad de Cristo no está presente físicamente en todas partes, el Verbo divino, al que está hipostáticamente unida, sí lo está. Y no hay inconveniente en que el Verbo utilice en todas partes la virtud instrumental de su humanidad santísima para la producción de la gracia en nuestras almas. Para ello es suficienteSigue leyendo «Cristo omnipresente»
DECLARACIÓN DEL EPISCOPADO ARGENTINO SOBRE LA MASONERÍA
El Episcopado Argentino, en su Reunión Plenaria, ante las diversas manifestaciones hechas en la prensa por la masonería, se siente en la obligación de hacer una pública declaración, en cumplimiento de la recomendación de S.S. León XIII: «Lo primero que procuréis hacer será arrancar a los masones sus máscaras para que sean conocidos tales cualesSigue leyendo «DECLARACIÓN DEL EPISCOPADO ARGENTINO SOBRE LA MASONERÍA»
Si Dios cuidara de nosotros, ¿podría existir el mal moral o el pecado?
Sí; porque Dios no es la causa. Al contrario, lo detesta y castiga; pero lo permite para dejar al hombre el uso de su libre albedrío y para sacar bien del mal. Dios no es la causa del mal moral: Dios nos dio la libertad, lo cual es un bien; el pecado es el abusoSigue leyendo «Si Dios cuidara de nosotros, ¿podría existir el mal moral o el pecado?»
¿De qué naturaleza es la influencia vital de la humanidad de Cristo sobre nosotros? ¿Se trata de un influjo físico o solamente moral, por sus méritos y satisfacciones, o de cualquier otro modo por el estilo?
Los teólogos están divididos. Algunos afirman que se trata solamente de un influjo moral. La escuela tomista afirma con fuerza la influencia física de la humanidad de Cristo, como simple extensión de su teoría sobre la causalidad física de los sacramentos en la producción de la gracia. Porque si los sacramentos, instrumentos separados de Cristo,Sigue leyendo «¿De qué naturaleza es la influencia vital de la humanidad de Cristo sobre nosotros? ¿Se trata de un influjo físico o solamente moral, por sus méritos y satisfacciones, o de cualquier otro modo por el estilo?»
Oración por la protección cubre la masonería
Pongamos por intercesor al Príncipe de los Angeles del cielo, San Miguel, que arrojó al abismo a los enemigos infernales; a San José, esposo de la Virgen Santísima, celestial patrono de la Iglesia Católica; los grandes Apóstoles, San Pedro y San Pablo, sembradores de la fe cristiana y sus invictos defensores. En su patrocinio ySigue leyendo «Oración por la protección cubre la masonería»
¿de qué manera ejerce Cristo Cabeza su influjo vital en sus miembros vivos que permanecen unidos a El en esta vida por la gracia y la caridad?
POR LA FE.—San Pablo tiene en una de sus epístolas una expresión misteriosa. Dice que Cristo habita por la fe en nuestros corazones: Christum habitare per fidem ir. cordibus vestris (Eph. 3,17). ¿Qué significan esas palabras? ¿Se trata de una inhabitación física de la humanidad de Cristo en iiuestras almas, a la manera de laSigue leyendo «¿de qué manera ejerce Cristo Cabeza su influjo vital en sus miembros vivos que permanecen unidos a El en esta vida por la gracia y la caridad?»
Exhortación: orar
Bien conocemos que todos Nuestros comunes afanes no bastarán para arrancar estas perniciosas semillas del campo del Señor si desde el cielo el Dueño de la viña no secunda Nuestros esfuerzos benignamente. Necesario es, pues, implorar con vehemente anhelo e instancia su poderoso auxilio como y cuanto lo piden la extrema necesidad de las circunstanciasSigue leyendo «Exhortación: orar»
Si Dios cuidara de nosotros, ¿habría padecimientos en este mundo?
Los sufrimientos provienen, frecuentemente, de nuestras propias faltas: tendríamos menos que padecer, si fuéramos más moderados en nuestros deseos, más razonables en nuestros proyectos, más sobrios y templados en nuestra vida. Dios permite el dolor, ya para hacernos expiar nuestros pecados, ya para probar nuestra fidelidad, así en la desgracia como en la dicha; yaSigue leyendo «Si Dios cuidara de nosotros, ¿habría padecimientos en este mundo?»
La preocupación por la juventud
En cuarto lugar, y para obtener más fácilmente lo que intentamos, con el mayor encarecimiento encomendamos a vuestra fe y a vuestros desvelos la juventud, esperanza de la sociedad. Poned en su educación vuestro principal cuidado, y nunca, por más que hagáis, creáis haber hecho lo bastante para preservar a la adolescencia de las escuelasSigue leyendo «La preocupación por la juventud»