papa león xiii san miguel arcángel defiéndenos de la pelea. sé nuestro amparo contra la maldad y las asechanzas del demonio. ¡reprímele oh dios como rendidamente te lo suplicamos! y tú, principe de las milicias celestiales, armado del poder divino, precipita al infierno a satanás y todos los espíritus malignos que para la perdición deSigue leyendo «Oración a san miguel arcángel»
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El fin de esta Carrera
Si hubiese alguno para quien callase el tumulto de la carne; y callasen los fantasmas de la tierra y de las aguas y del aire; y callase el cielo, y hasta su propia alma callase y saliese fuera de sí, no pensando en sí; y callasen los sueños y las imaginarias revelaciones; y callase todaSigue leyendo «El fin de esta Carrera»
Ven señor Jesus
¿Qué puede compararse a esta buena nueva? Dios en la tierra, el hombre en el cielo, la amistad de Dios hecha para nuestra naturaleza, la lucha de tantos siglos terminada, el diablo humillado, la muerte destruida, abierto el paraíso; y todas estas cosas que superan nuestra naturaleza, concedidas fácilmente, no porque las hayamos merecido, sinoSigue leyendo «Ven señor Jesus»
Una pléyade de testigos
MAESTROS Y LUGARES DE ORACIÓN Los testigos que nos han precedido en el Reino (cf Hb 12, 1), especialmente los que la Iglesia reconoce como “santos”, participan en la tradición viva de la oración, por el testimonio de sus vidas, por la transmisión de sus escritos y por su oración hoy. Contemplan a Dios, loSigue leyendo «Una pléyade de testigos»
Nuestra actual morada
En comunión con la santa Madre de Dios
“Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”. Pidiendo a María que ruegue por nosotros, nos reconocemos pecadores y nos dirigimos a la “Madre de la Misericordia”, a la Toda Santa. Nos ponemos en sus manos “ahora”, en el hoy de nuestras vidas. Y nuestra confianza se ensancha para entregarle desdeSigue leyendo «En comunión con la santa Madre de Dios»
La formación cristiana
los Cristianos tenemos el deber de formarnos y conocer a fondo nuestra fe, pues como nos lo dijo nuestro primer Papa, el apóstol San Pedro: estad “siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza” (1 Pe 3,15)
Santa Teresa de Jesús
vivió muriendo de amor, deseando ardientemente morir para ver a Dios. Fue impresionante -declaran los testigos que lo vieron- la expresión de su alegría celestial cuando, al recibir el viático en su pobre celda de Alba de Tormes, le decía a su Dios y Señor: “ya es hora, Señor, ya es hora de que nosSigue leyendo «Santa Teresa de Jesús»
Santa Catalina de Siena
sentía una tan grande impaciencia de morir, que casi perdía la razón. Llamaba a la muerte con palabras tiernas y amorosas, invitándola a no retardar más su venida. En cierta ocasión el Señor le permitió un profundo éxtasis, en el que experimentó el Cielo por unos instantes, y después de volver en sí lloró amargamenteSigue leyendo «Santa Catalina de Siena»
Los santos y el Cielo
Si estuviéramos bien convencidos -como lo estaban los santos de que la tierra es el destierro de las almas, un valle de lágrimas y de miserias, un desierto abrasador por el que hay que pasar antes de ir al oasis del Cielo, que es la patria verdadera de las almas, no solamente no temeríamos laSigue leyendo «Los santos y el Cielo»